- ¿Eres feliz? - Ella le hace un gesto afirmativo con la cabeza.
Luego abre los ojos húmedos y arrobados, anegados de minúsculas
lágrimas transparentes, brillantes de amor, preciosos. Él la mira.
- ¿Qué pasa?
- Tengo miedo.
- ¿De qué?
- De no volver a ser nunca tan feliz...