11 de octubre de 2011

Dale una patada al reloj, hoy no vas a ser de nadie.

¿Sabes? Creo que ya se por qué te quiero. No es porque hagas las cosas fáciles, no, sino simplemente porque haces que valga la pena hacerlas. No es por cómo fue el día que te conocí, ni por todos los siguientes. Es porque hoy, sorprendentemente, sigues conmigo. No es porque tengas esa sonrisa o esas maneras. Es porque, aunque te cueste creerlo, se han convertido en las únicas que quiero ver cuando acaba la semana. Ya se que últimamente se ha vuelto demasiado común hablar de estas cosas, pero el caso es que necesitaba soltarlas. Puede que ni siquiera sirva de nada decirlas, pero alguien me dijo una vez que si crees que algo merece la pena, hay que apostar por ello. Y yo aunque pierda, contigo lo tengo todo no teniendo nada.



¿Sabes? Creo que ya se por qué te quiero. No es porque los malos días, las prisas, las inseguridades, los problemas, las peleas, los “hoy habría preferido no levantarme”, los “desaparece” o los miedos se hayan terminado…
Sino porque la vida es mucho menos puta si estás a mi lado.

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