19 de diciembre de 2012

Volver a empezar de nuevo, contigo o sin ti.

Ahí estas, una vez más te encuentras en ese túnel. Apenas ves la salida, sólo oscuridad, acompañada de tus pensamientos. Pensamientos que retumban por las paredes que ni la música más alta consigue disimilar. Sigues andando en busca de alguna escapatoria. ¿Quién dijo que era posible huir de ti mismo? Imposible... Y de repente ocurre. Alguien te coge fuerte, muy fuerte de la mano. Ese miedo recorre cada poro de tu piel convirtiéndose en un escalofrío que te trae recuerdos. Recuerdos del pasado. Recuerdos de los que llevas escapando tanto tiempo pero siempre vuelven. Esa persona te agarra la mano más fuerte y esos miedos y esa desconfianza se escapan y se esfuman como el humo de un cigarrillo entre tus manos. Entrelazas tus dedos con los suyos y ahí, al fondo, ves esa pequeña lucecita 
mostrando el final del camino... El final y el principio de otro.
Demostrándote que los imposibles no existen.


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