3 de abril de 2012

Me tienes desde el ''hola''.

No hace falta que me digas que pierdes la cabeza por eso de sus caderas y su cuerpo... Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa, y esas maneras, y todo el remolino que forma todas y cada una de las cosas que hace. Pero además le he visto serio, le he visto ser él mismo, y de verdad que eso no se puede describir en estas líneas. Y que fácil parece a veces enamorarse... Todo eso de que el puede llegar a ser el único motivo por el que seguir viva. Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor me lo sé desde que él me dio dos besos y me saludó por primera vez. Sé lo que es perder la cabeza por su cuerpo y por sus ojos, y perder el sentido por sus palabras. Perder la vida por un mínimo roce con sus manos, con sus labios o con su espalda. Conozco el sentimiento al verle aparecer, el disimulo cuando pasa, evitar sonrojarte y la angustia al despedirse. Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio inferior. Que conozco su voz en formato susurro y en formato secreto. Que me sé sus lunares y el sitio en el que tienes que tocar para que se ría. Que yo también me memorizo las veces que sonríe cada vez que nos vemos, y sobre todo las veces que nos besamos. Y yo si que no tengo cojones de decirle que no a nada porque tengo más deudas con su espalda que las que nadie tendrá jamás con la luna. 
Y mira que hay tontas enamoradas en este mundo.

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